Marina feminista.

Alzamos la voz
y nos levantan el puño, como si la lucha fuera suya
y estuviéramos equivocadas:
hay que luchar, no que gritar.

Alzamos el puño
y nos levantan la voz, como si la lucha fuera sólo nuestra
y estuviéramos equivocadas:
hay que gritar, no que luchar.

Izamos la bandera
y nos elevan el ancla, como si la lucha estuviera lejos
y estuviéramos equivocadas:
hay que centrarse en lo propio, el problema es individual.

Elevamos el ancla
y nos recogen la bandera, como si la lucha fuera interna:
hay que defender lo colectivo, el problema es social.

Hacemos
y nos deshacen,
deshacemos
y nos la hacen.

Luchamos contra los que matan
y nos callan asesinando nuestras palabras,
luchamos contra los que insultan, denigran, martirizan
y nos arrebatan, convirtiendo en propias, nuestras hazañas.

Si me llamo feminista,
me llaman hembrista;
si me llamo pacifista,
me llaman ilusionista;
si me llamo luchadora,
me llaman peligro.

Me llaman peligro,
y luchan contra lo que hago y buscan deshacerlo,
y deshacen lo que luché sin lograr hacerlo,
y alzo la voz y el puño
izo la bandera, anclo el ancla,
grito y lucho,
y me llamo feminista, pacifista, luchadora
y sobre todo
peligro.

Y que se escuden en su bandera de ilusionismo
y nos acusen de todo el que gusten hembrismo,
y que nos arranquen el ancla
y que nos arrojen a la tempestad;
entre las olas, nacerá una nueva
libertad.

Soy una marinera a flote,
una feminista pacifista guerrera orgullosa,
tengo dos dedos de frente, en el coño y en el gatillo
de mi lengua,
dispuestos a asesinar a versos
a todos y cada uno de vuestros asesinos.

Soy un barco violeta con la libertad soplando mis velas,
soy una marinera a flote con ganas de guerra.

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