Mujeres que no tienen

Hay mujeres en este mundo que no tienen nada suyo,
ni casa, ni trabajo, ni hijos, ni sociedad, ni derechos, ni cuerpo, ni sonrisa.

Hay mujeres en este mundo que no tienen hijos suyos;
tienen hijos-sistema, niños que amamantan un pecho destrozado
niños que salen de un vientre apuñalado, niños obligados
niños que son la viva imagen de la violencia de las calles
y la inocencia de los tribunales.

Hay mujeres en este mundo que no tienen cuerpo suyo;
tienen un cuerpo-diez, cuerpo con descuento,
cuerpo que baila entre negreros disfrazados de ministros de Fomento,
cuerpo que viste noventa-sesenta-noventa complejos
y sueña con ver un maniquí reflejado en los espejos.

Hay mujeres en este mundo que no tienen trabajo suyo,
tienen un trabajo sumiso, trabajo inferiorizado hasta por los Jefes de Estado,
trabajo anti-embarazos, anti-sueldo, anti-reconocimiento, dependizado
trabajo en casa por orden de la sociedad
y cansado, duro, apaleado, pero, sobre todo, no lucrado.

Hay mujeres en este mundo que no tienen sociedad suya,
tienen una sociedad-patriarcado, mundo dibujado por un Dios varón y desalmado,
sociedad que las vende, las viola, las mata, las deja huérfanas, las humilla,
sociedad que regala mujeres, que aliena niños, que crece machitos
y que se encarga de introducir, en lo más profundo, el machismo.

Hay mujeres en este mundo que no tienen casa suya,
tienen una casa-cárcel, una jaula ya sea mansión o manta y cartón,
casa que le cierra todas las puertas, que tapia las ventanas,
casa que es del marido, el ex, el padre, el abuelo, el hijo
y no les permite encontrar un hogar que les otorgue la libertad.

Hay mujeres en este mundo que no tienen derechos suyos,
tienen derechos-anulados, derechos negados desde Europa hasta Líbano,
derechos sobre su vestuario (obligado, quitado), sobre su salario, sobre su útero, sobre su rosario,
derechos denegados, derechos bombardeados, derechos naufragados, anti-derechos
y sólo tienen derecho a guardar silencio y esperar a que el príncipe las acoja en su lecho.

Hay mujeres en este mundo que no tienen sonrisa,
tienen una boca-muda, unos labios sellados cortados cosidos desfigurados,
sonrisa que pertenece a la propaganda hipersexualizada, a la prensa de vanguardia
sonrisa que se maquilla y depila y pone bonita pero tapada, sonrisa ante los halagos
y temblando apuñala con las llaves en la mano.

Hay mujeres en este mundo que no tienen nada suyo:
mujeres que son mayoría, mujeres-todas,
mujeres enseñadas a soñar entre cuentos poético-misógino,
mujeres educadas por y para criar,
mujeres adiestradas en el arte de amar-hombre, odiarse, rechazarse, arrodillarse,
mujeres alienadas que gritan cuando les cortan las cadenas-esperanzas,
mujeres oprimidas, mujeres machacadas, mujeres sin nada.

Mujeres que desde lo más profundo un día encuentran lo único que siempre será suyo:
ellas.

Mujeres que luchan por ellas, mujeres que desaprenden a odiarse, mujeres que aprenden a amarse,
mujeres que luchan por reeducarse, mujeres que alzan la voz, mujeres que se pelan las rodillas antes que hincarlas,
mujeres que aunque no tengan nada, lo tienen todo.

Mujeres a las le han quitado todo lo suyo:
mujeres
siempre os tendréis a vosotras,
mujeres
siempre os perteneceréis a vosotras,
mujeres
aunque el espejo esté sucio-ensuciado por el patriarcado
aunque vuestra piel sea más violeta que los valores que os han enseñado
aunque estéis tiradas en la calle-cárcel
aunque no os quede nada.

Mujeres, os tenéis a vosotras.

Luchemos, mujeres,
luchemos por lo único que tenemos,
lo único que jamás nos podrán quitar.

Arriba, mujeres, nos queremos vivas felices libres.

Mujeres, mujeres que se quieren suyas,
nos queremos nuestras,
siempre nuestras.
Jamás nos quitaréis el ser mujeres.
La empoderación empieza aquí-ahora allí-mañana enotrocontinente-dentrodeunosaños
pero empieza, empieza, empieza.

Recordad, mujeres:

somos sólo nuestras.

Comentarios

Entradas populares