Trece baladas del diablo.

Trece baladas le gustaban al diablo
Y el pobre no daba decidido
Si optar por cualquiera de los pecados
Por su puta madre
O por alguno de aquellos diablos
De cola larga y retorcida
Si cuadra, demasiado fina,
Pero clavada hasta el fondo
Y coloreada con astillas blancas.

Descartó una con rapidez
Decidiendo que bajar al infierno
En una escalera dorada
Tenía el mismo peligro que ascender
Al cielo
En una de plomo,
Todas bajaban.

Quedaban doce y decidió que los pecados
No cuentan
Y que le dieran por culo a todos
Sobre todo a la lujuria
Porque suprimiendo las pepitas
La manzana pierde la tentación.

Y quedaban cinco.

Una canción era empalagosa y horrible
Se pegaba a sus cuernos
Más que las sábanas a su piel pegajosa
Cuando se derrería  
En el albor de los juicios.
Putas almas en pena,
Penadas y sin apenar siquiera
Al pobre diablo que les introdujo
En el cuerpo
Tal espíritu frío.

A la mierda los amantes,
Quedaban cuatro.

La cuarta era sobre asuntos
De nuevo del corazón,
Y el diablo no llegaba a comprender
De dónde había salido tanto mártir,
Como si desde Cristo todos se murieran
Por morir de espinas en el pecho
En vez de valorar las rosas.
Prefieren los laureles
Y las coronas,
Aún no han aprendido la lección.
Sencillamente son estúpidos.

Quedan tres.

La tercera balada tenía un ritmo
Bastante frenético,            
Subía y bajaba más que el nivel del Egea
Cuando esas avalanchas furiosas
Intentaban volver tsunami sus estanques.  
Fanatismo extremo
El de esos lamesuelos,
No bastaba ni con clavarles la lengua
Con alfileres inyectables.
La estupidez se torna locura;
Bah, eliminable.

La segunda balada sorprendió al demonio.
Entraba y salía en su cabeza
Como si el peaje fuera un saludo
Y toda barrera se levantara sin más.
Qué mierda les pasa   
Comen de la mano de todos
Y les dan alpiste y se creen pájaros
Intentan volar mientras las plumas
Forman abanicos en la mano izquierda.  
Y se extrañan de chocar contra
Los barrotes.
Llegó a descartar la balada porque,
De todas formas,
El diablo nunca tuvo amigos.

La primera balada
Al pobre demonio
Nunca le quedó claro de dónde salía
Porque la tapaba el rechinar del tridente
Contra los límites de su camino.

La balada que más le gustó
Al final fue esa,
Todo se redujo a la primera
Y, tras pasar por el estribillo,
Este pobre diablo llegó al bis
De su propio infierno.
Qué vivan los pobres diablos,
Todos amamos
La canción que sale de nosotros
Mientras nos rompe
Poco a poco.


Después de un tiempo sin escribir y sin publicar, he encontrado este poema perdido por las notas de mi móvil. Es una escritura automática algo diferente y extraña, pero espero que is guste lo que intenté plasmar con estas palabras.
Alibi, Alicia, Esencia Insomne, muchísimas gracias por vuestras preciosas palabras. Aún ahora he podido ver vuestros comentarios, y bueno... me han devuelto las ganas de escribir. Ver que alguien entiende lo que intento transmitir y sobre todo que lo valora así es... mágico. La esencia de la poesía está en estas cosas.

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